¿Cómo le haces?

Esta pregunta la escucho una y otra vez. No hace mucho saludaba a un amigo muy querido que justo me decía: ¿cómo le haces para hacer todo lo que haces?

Es una pregunta interesante, y más aún la recurrencia con la que me la hacen. Lo que me hizo pensar en ello de manera más profunda y la respuesta me parece tan trascedente que quiero compartirla con ustedes.

Para darles contexto a aquellos que no me conocen tan a detalle, soy una mujer que cada día busco superar a mi yo del ayer, he aprendido a través del tiempo que cada éxito y fracaso me permiten hacerlo y que los distintos ámbitos en los que nos desarrollamos, de más de una forma están conectados entre sí; para hacernos mejores seres humanos, si así lo encausamos.

Me enfoco de manera importante en trabajar mi mente, espíritu y cuerpo cada día, busco estar bien de manera integral, para poder compartir ese bienestar con los que más amo y con el mundo.

Disfruto transcender transformando los entornos en los que me desarrollo a través del amor.

Y algo que también soy, es que soy decidida. Tomo decisiones, y cuando no las tomo asumo que el no hacerlo también es una decisión.

Con esto quiero resaltar, que cada cosa que hago y decido incorporar en mi día a día, es una decisión y no casualidad. Me conozco y sé lo que me llena, lo que me apasiona y alimenta el corazón, y al tener esta claridad gestiono mi tiempo en función de ello. Conozco mis fortalezas y mis debilidades y me exijo crecer sobre ambas.

Tengo claro que el tiempo es finito y busco santificar cada día. Creo fielmente que todos estamos en este mundo con un propósito particular, por lo que todos somos especiales de una forma única y especial.

Mis decisiones están alineadas a mis principios, lo que me permite tener congruencia entre mis pensamientos y acciones, lo que me regala una paz única que mantiene a mi espíritu enriquecido.

Soy una mente abierta al conocimiento y a la mejora de manera continua.

Soy paciente y enfocada y sé que los grandes cambios no suceden de la noche a la mañana y la constancia y la disciplina son las que mueven montañas.

Brindo, pido y acepto ayuda, sobre este punto les recomiendo mucho leer este post: Pedir ayuda.

Sueño y sueño alto, no tengo límites y creo en mí.

Comparto con el mundo lo mejor de mí.

Y lo más importante, cometo errores, muchos, me observo y busco aprender de ellos, ya que no hay mejora sin objetividad. Si me caigo, me sacudo y me levanto más fuerte. Y como tanto me gusta decir: “si quieres la mejora de cualquier contexto, comienza por mejorar tu".

Previous
Previous

La grandeza de los grandes

Next
Next

¿Qué hay detrás de una cinta negra? La historia de un gran sueño (que me tomó 23 años alcanzar)