Pedir ayuda

Sí, ¡pedir ayuda!

Tan simple y tan complejo.

Creo fielmente que pedir ayuda es algo que debería ser cada día más natural a cualquier edad y en cualquier contexto. Desde niños sobrevivimos gracias a la ayuda de quienes nos crían, en la mayor parte de los casos nuestros padres. Todo ello, se ve totalmente natural, sin embargo, conforme vamos creciendo, pedir ayuda se torna como una señal de debilidad o desconocimiento, en lugar de continuar siendo ese soporte para enriquecer y mejorar al individuo o las situaciones.

Me he topado con muchos casos en donde situaciones fácilmente solucionables de manera temprana se complican exponencialmente por no saber pedir ayuda a tiempo.

Yo era una de esas personas, a las que pedir ayuda les resultaba muy complicado, en mi caso por no molestar a los demás, sin embargo, el tiempo me ha enseñado que no importa la capacidad de una persona, la ayuda siempre es extraordinaria. La diversidad de perspectivas y conocimiento pueden potenciar situaciones, compañías e individuos de forma trascendental.

Hace años comencé a trabajar con mi coach de presencia ejecutiva con quien hasta ahora continuo haciéndolo y quien me ha ayudado y enseñado de manera extraordinaria a través del tiempo a descubrir cosas de un valor único e indiscutible. Al inicio de esta pandemia por una situación de salud comencé a trabajar con mi actual health coach, quien me ha ilustrado en grandes y diversos aspectos que me han ayudado a cambiar radicalmente hábitos importantísimos que contribuyen de manera directa a mi bienestar y ambas en su conjunto me han hecho que a partir de la aplicación de sus consejos y conocimiento avance cada día en convertirme en mi mejor versión tanto en lo personal como en lo profesional.

Actualmente acabo de iniciar otro programa de coaching en el que a través de compartirnos experiencias de distintos sectores e industrias nos ayudamos los unos a los otros con los retos que cada quien enfrentamos.

Particularmente en la agencia promuevo que el equipo sepa pedir ayuda a tiempo y refuerzo que pedir ayuda no te hace menos capaz, menos inteligente o menos profesional, por el contrario te hace humano, y permite que en conjunto identifiquemos una gran solución de manera óptima y oportuna, en lugar de estar estancados en un bache innecesariamente, por que es natural saber y aceptar que no todos los días vamos a estar al 100% por diversas razones. Pedir ayuda, como preguntar siempre será mejor que quedarnos con la duda o estancados.

Berenguela-Sanchez-Love-and-Transform-Pedir-ayuda.png

Es importante mencionar que debemos elegir muy bien con quienes nos acercamos para hacerlo, idealmente profesionales en cada ramo, ya que la ayuda debe representar un impulso hacia la mejora, no una complicidad hacia el estancamiento. Sin embargo, incluso si en alguna selección erramos, estará bien, ya que es ese mismo paso el que nos impulsará a buscar en otros horizontes.

Por si fuera poco, el beneficio de la ayuda es bidireccional, tanto para quien la recibe como para quien la da. Ya que en este segundo enfoque una de las mejores formas de tener un aprendizaje continuo, es precisamente enseñar lo que sabemos.

Por lo que será importante normalizar el pedir ayuda para ayudarnos, sin miedo, y sobre todo a aplicarla, para luego nosotros ayudar y así a la n potencia.

Previous
Previous

¡No tengo tiempo!

Next
Next

El error como fuente de conocimiento